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¿Le ha pasado que está concentrado haciendo su trabajo y de pronto le llega un wasap o una notificación de que recibió un comentario en su Facebook? ¿Es usted de las personas que revisan constantemente el Twitter para saber qué está pasando en el mundo y qué noticia o comentario se hizo tendencia? ¿Visita constantemente su cuenta de Instagram para enterarse qué hacen sus personajes favoritos? Si su respuesta fue afirmativa, entonces aquí se genera otra interrogante: ¿Es improductivo o productivo el tiempo que le dedica a las redes sociales? Un artículo publicado por Cal Newport en el New York Times sugiere que las redes sociales están afectando su carrera por la distracción que ellas provocan. En una parte del texto, el autor indica: “Estas redes son divertidas, pero te estás engañando si crees que los mensajes de Twitter, las publicaciones y los ‘me gusta’ son un uso productivo de tu tiempo”. Las palabras concluyentes para finalizar dicho escrito fueron: “Si de verdad quieres dejar un impacto en el mundo, permite que se acabe la batería de tu teléfono, cierra las pestañas de tu navegador, súbete las mangas y ponte a trabajar”.
En Ecuador, la realidad del uso de estas herramientas tiene una visión distinta de acuerdo a la necesidad de cada persona. Especialistas en el tema como Miriam Rojas, coach comunicacional, destaca la importancia de ellas a la hora de comunicar. “Si no tenemos a alguien de manera presencial buscamos las redes para decirle al mundo, qué es lo que sentimos, qué es lo que pensamos, qué es lo que vamos a hacer”. Ella precisa que esa necesidad de emitir un pensamiento o deseo no puede estar a criterio de un tercero, porque el mensaje publicado está estrictamente relacionado con el interés individual. Rojas enfatiza que los jóvenes buscan una manera válida de comunicarse, pero como todo en la vida debe existir el equilibrio. “El tema es que quienes vemos la improductividad somos aquellos que no nos sentimos identificados con la necesidad que tiene el que se comunica a través de las redes”. La especialista señala que si la persona está realizando un trabajo específico en la empresa donde labora y, a la vez, se está comunicando por medio de dichas plataformas por algo distinto, eso ya es un distractor.
La convivencia social Dicho distractor no solo se refleja en el ámbito laboral sino personal, especialmente cuando el uso indiscriminado de las redes sociales, en vez de acercar al individuo con las personas de su entorno, como su familia, más bien lo aleja. Un ejemplo muy notorio es ver a familias o amigos que salen en grupos a un sitio público a comer o beber algo, respectivamente, y todos o casi la mayoría de ellos está con su mirada baja observando el celular. Incluso hay quienes se ríen leyendo lo que postean terceros. Entonces, ¿están dañando las redes sociales la convivencia social? Rojas estima que es una nueva forma de coexistencia en la que los mensajes son transmitidos rápidamente, porque con las redes se acelera esa interacción.
La coach comunicacional dice que esta actitud de alejarse del entorno se sintetiza en que esas personas no están conectadas emocionalmente con ese espacio donde está su familia, compañeros de trabajo o amigos. “Ellos están conectados emocionalmente con quienes permanecen en las redes o en el ‘Whatsapp’. Esto sí es de mala educación porque físicamente estás con un grupo, pero mentalmente estás con otro”. Para el consultor y coach de Programación Neuro Lingüística (PNL), Daniel Illingworth, siempre va a depender de cada caso el motivo por el cual esa persona utiliza estas herramientas. “El uso de redes sociales puede ser muy productivo o improductivo dependiendo de qué es lo que queremos lograr y para qué estamos utilizándolas”.
Él menciona que lo que están haciendo estos sitios de internet es facilitando la interacción que antes también sucedía, pero de una manera más lenta. Por ejemplo, alguien publica en su cuenta de Facebook una foto suya indicando que está enfermo (a) porque quiere que sus seguidores, o alguien en específico, se interese por él o ella. “Antes se hacía una llamada desde un teléfono convencional a un amigo o pariente por el mismo motivo. Las redes sociales las utilizamos para llamar la atención o para enterarnos de lo que están haciendo los demás”. Illingworth detalla que hay usuarios que buscan en Facebook, Instagram o Twitter la mayor cantidad de “Me gusta” y posibles retuits, y están atentos a si los demás lo han leído y eso, inclusive, les provoca angustia y estrés porque piensan que nadie les está prestando atención. En el campo laboral considera que el uso de estas herramientas tecnológicas da la posibilidad de encontrar oportunidades de trabajo. “Si yo publico mi hoja de vida, y muestro mis habilidades y capacidades, y esto se vuelve de conocimiento público puede ocurrir —sin que yo sea agresivo en ese sentido— que alguien se interese en lo que hago y me pueda contratar”. Este consultor tiene algo muy claro y es que toda persona, sin excepción, que publica algo en las redes sociales, es porque quiere llamar la atención.
En el área académica Sonia Yánez Blum, máster en Comunicación y Periodismo y docente de la Universidad Católica Santiago de Guayaquil (UCSG), indica que para las personas que están inmersas en la comunicación, el uso de estas herramientas no es un distractor sino que más bien son parte ya de la cotidianidad. “Hace años las redes sociales se consideraban netamente como un distractor, pero hoy en día vemos cómo en los medios de comunicación, inclusive, se sacan noticias de lo que se produce en ellas”. Yánez señala que las redes sociales han evolucionado tanto en el mundo del aprendizaje como en el laboral que por ejemplo Facebook cuenta con una aplicación llamada Cowork, que tiene las mismas bondades que la plataforma social, pero enfocada en lo profesional. En lo que se refiere al aprendizaje y de si las redes benefician o no a este, la docente explica que eso está en discusión y que incluso hay investigaciones académicas sobre el tema. “En mi caso, por ejemplo, en ciertas materias que están vinculadas a tecnología, yo utilizo Facebook haciendo grupos de trabajo con los alumnos y ahí subimos archivos y trabajos en clase de la materia de Nuevas Tecnologías de la Información”. Amparo Caamaño y Alba Carrasco, de 25 y 21 años, respectivamente, egresadas de la carrera de Comunicación Social de la Universidad Católica, actualmente realizan encuestas en la población universitaria de dicho centro de estudios para saber qué piensan los estudiantes del uso del Facebook. Caamaño dice que de acuerdo con la experiencia vivida en clases, algunos de sus compañeros desaprovechaban el tiempo y este se volvía improductivo al desviarse del tema de aprendizaje e ingresar a otras páginas. Ella saca como conclusión que no todos los estudiantes utilizan responsablemente las redes sociales. En tanto que Carrasco estima que dichas plataformas resultan una herramienta útil para el ámbito académico, siempre y cuando su empleo sea de forma productiva. “El uso de Facebook se ha tornado como una herramienta positiva en la parte académica, pero siempre va a haber un momento de distracción”.
Los valores y su importancia Para el coach científico y consultor en Recursos Humanos Carlos Rossi, los valores inculcados en el seno del hogar tienen mucha influencia en la persona a la hora de que esta decida utilizar las redes sociales. “Va a depender de cada quien y eso mucho tiene que ver con los valores de cada familia o de cómo te criaron. Hay gente que estafa por las redes, ponen fotos que no son de ellos, hacen citas con criaturas y terminan a veces abusando de ellas. Su uso depende mucho del objetivo”. Rossi destaca que también va a depender del criterio de cada usuario el material que consuma en la internet. “Si (lo que ve) no son ejemplos de valores sino más bien de antivalores, eso es una cuestión del libre albedrío y de cómo te han criado”. Para él, es muy complejo decir que las redes sociales influyen mucho en las personas o si son destructivas porque ya es decisión de cada individuo tener un manejo correcto o no. “Pienso que las personas que no están enfocadas en la vida en nada importante, o no tienen un sueño que cumplir, o no han seguido un ejemplo, es muy posible que sean más proclives a utilizar las redes y decodificar la información de forma rara”.
Su visión en ese sentido es de cuán madura es la sociedad para manejar las redes, ya que, según él, no existe una regla general que determine si usarlas es beneficioso o perjudicial para el usuario. “La vida humana y la conducta humana es diferente en cada hogar”. (I) El fenómeno de la ‘doble pantalla’ al que apuestan los medios televisivos La docente Sonia Yánez señala que hoy en día, los medios de comunicación, especialmente los canales de televisión, están planificando sobre el fenómeno de la ‘doble pantalla’. ¿A qué se refiere? En que antes el televidente, por ejemplo, veía un partido de fútbol o un concurso de Miss Ecuador, concentrado en la pantalla de su televisor. “Hoy en día los productores (de televisión) saben que tienen que generar actividades porque la gente está viendo el canal y está con su celular en la mano, entonces tienes el fenómeno de la ‘doble pantalla’. Nadie está completamente concentrado en algo ahora. Hoy en día tú trabajas, planificas tus clases sabiendo que tienes que captar la atención de tus alumnos y que ellos tienen la posibilidad de tener el Facebook en su mano, con su celular. (O) «Son una fuente inagotable de producción de conocimientos» Para el sociólogo Wilmer Suárez, las redes sociales junto con los teléfonos inteligentes son dispositivos que bien conducidos sí contribuyen a la producción de la sociedad del conocimiento y de la interacción. Asimismo hace una puntualización indicando que a estos sitios de internet debe definírselos como Tecnologías de la Información, la Comunicación e Interacción (TIC). Él manifiesta que el uso de estas herramientas va a depender también de generar una conducta de utilización adecuada. “Son una fuente de bibliografía inagotable, de producción de conocimientos y de acceso a la información global; no las vamos a erradicar.
Lo que hay que hacer es establecer un sistema de normas legales, pero también de conducta social que contribuya al fortalecimiento de las actividades humanas”. Suárez resalta que, sin duda, existen riesgos como la adicción, el acceso a contenidos inapropiados, el ciberacoso o la vulnerabilidad de la intimidad. “En ellas puedes acceder con facilidad a contenidos violentos, pornografía, denigrar a personas, transmitir mensajes racistas, fomentar trastornos como la anorexia o incitar incluso al suicidio”. El especialista dice que hay que darles a los ciudadanos las herramientas para que deliberen un uso adecuado. “En lo laboral, por ejemplo, pueden hacerse marketing y mercadear sus servicios profesionales”. (O)